En las últimas décadas, la manera en que entendemos el cine ha dado un giro de 360 grados. Ahora, no solo existe la opción de sentarte en una sala con las luces apagadas y la vista fija en la pantalla durante las siguientes dos horas. El sucesor de aquellas cintas de celuloide es un cine que incorpora olores, texturas, sabores, movimiento. Pero ¿qué pasaría si estas técnicas pudiesen llevarse un poco más lejos? ¿Y si fuese posible crear un cine accesible e inclusivo a través de la multisensorialidad?
Esta es la propuesta del director de cine valenciano Miguel Ángel Font. Como él mismo describe, su reto es crear producciones audiovisuales capaces de llegar a todo tipo de públicos: cuenta con una trayectoria de más de 300 producciones que incluyen varios cortos dirigidos por él y un largometraje (Swing) que se estrenó el pasado 2020. Su trabajo ha obtenido reconocimiento en el panorama nacional e internacional a través de numerosos galardones.
Cuéntenos, ¿qué fue lo que le llevó a especializase en un sector tan minoritario como el cine inclusivo?
Se podría decir que fue casi por casualidad. En 2016 iba a estrenar un cortometraje de ciencia ficción que se llama Xmile. Uno de mis antiguos profesores del CEU me comentó que había conocido a un empresario que tenía una empresa de olores para eventos, museos y proyecciones. Estableció un contacto entre él y yo, con lo que me di cuenta de que ya no tenía un corto “tradicional”, sino un corto que, además, se olía. A partir de ahí, quisimos desarrollar la idea del olor, que era bastante potente, y se nos ocurrió que podíamos añadir más sentidos, aprovechando que también quería hacer una exposición con los vestuarios. Se nos ocurrió que, si creábamos un cortometraje multisensorial, abriríamos la puerta de las salas de cine a un público que quizá no pueda disfrutar del cine de la misma manera que los que sí vemos y oímos. Ese fue el principio: creo que es muy estimulante contar tu historia para un público más amplio.
“Si creábamos un cortometraje multisensorial, abriríamos la puerta de las salas de cine a un público que quizá no pueda disfrutar del cine de la misma manera”
“Tiempo de Blues” fue el primer cortometraje que concebió desde el primer momento para que fuese inclusivo. ¿Cómo se plantea un proyecto audiovisual desde la primera idea para que pueda ser disfrutado por todo tipo de públicos?
Lo primero que hay que hacer es conocer las tres patas que sustentan la producción inclusiva: informarse sobre las personas con discapacidad sensorial y sus necesidades a la hora de recibir y comunicar información, conocer las herramientas de accesibilidad y cómo se unen a través de las necesidades de los colectivos a los que te diriges, y saber de cine. Es necesario hacer un compendio de los tres baremos porque, al final, si conoces a tu público incluirás determinadas cuestiones o recursos en la obra. Y si escribes el guion siendo consciente de que posteriormente la obra se va a audiodescribir, lo trabajarás de otra manera, porque tendrás en cuenta otras cuestiones. Es fundamental planificar en base a estos tres ejes y encontrar la relación entre estos.
¿Cree que cada vez hay más directores concienciados o la inclusividad en el cine sigue siendo la excepción?
El cine inclusivo requiere más cariño, detalle y espacio a que una obra que pueda consumir cualquier audiencia sea lo más cercana a la visión por la que uno lleva luchando años. Es una pena que haya gente que, porque se haga la película y se accesibilice a posteriori, se pierda momentos, experiencias, situaciones, giros… Sí que es algo excepcional, porque al final pasa por una reconfiguración de muchas cuestiones. Yo, que al final soy licenciado en Comunicación Audiovisual, nunca me planteé que esto podía suceder. Es un cambio tan de base que debería enseñarse desde la educación. Deberíamos plantearnos: “¿Cómo maridamos nuestro trabajo para que llegue a más personas?”. No solo es necesario crear contenidos accesibles o inclusivos, sino que también hay que plantear esto cuando somos más jóvenes, más tiernos y tenemos más ganas de aprender.
“El cine inclusivo requiere más cariño, detalle y espacio”
La nueva Ley del Audiovisual aprobada el pasado 7 de julio introduce algunas mejoras en el terreno de la accesibilidad. ¿Cree que, por ejemplo, cambios como la obligación a la accesibilidad de contenidos a nuevos agentes pueden contribuir a la normalización de este tipo de contenidos?
Espero que lo que suceda es que, para optimizar y dinamizar los procesos de accesibilidad, se llegue a la inclusión por una incorporación de estas prácticas en el día a día empresarial o industrial de la industria del cine. Estamos en un proceso de la industrialización de la accesibilidad con dirección a la inclusión. Creo que la inclusión es algo que paulatinamente sucederá.
Habla seis idiomas, cuenta con una formación musical de veinte años, ha escrito y dirigido más de 300 proyectos audiovisuales y cuenta con cinco libros publicados. ¿Cómo ha conseguido combinar estas diferentes facetas a lo largo de su trayectoria profesional?
Gracias a que he tenido un entorno que ha confiado en mí y me ha dejado tiempo para hacer todo esto. La verdad es que he tenido mucha suerte con mi familia, que siempre ha apostado por mí, por la gente que ha creído en nuestros proyectos, tanto los que haces cuando estás empezando como los que haces cuando ya estás en cierta posición. Creo que hay que recordar que el cine es un trabajo de grupo y que si he llegado a hacer un corto multisensorial que rompe un poco con las leyes de lo que era accesible e inclusivo en el cine, no es por mí sino por toda la gente que hemos estado ahí, por la audiencia, etcétera.
“El reconocimiento es como la gasolina del coche de tu trayectoria”
Sus producciones han sido premiadas tanto en el ámbito nacional como en el internacional. ¿Considera que ha obtenido un mayor reconocimiento dentro o fuera de España?
No voy a ser pesimista, la verdad es que estoy contento con ambos ámbitos y ambos mundos. Lo que uno me ha dado por un lado, el otro me lo ha dado por otro lado. Para mí, el reconocimiento es como la gasolina del coche de tu trayectoria: sea mucha gasolina o poca, siempre vas a bajar. Aquí en España he tenido mucha relación con las instituciones, he tenido la suerte de que en el Senado me escucharan, he producido con la productora con la que hice mi primer largometraje… No puedo decir que aquí me han tratado mal, ni mucho menos. Fuera de aquí tampoco. Han doblado “Tiempo de Blues” al árabe desde la Universidad Bin Khalifa de Qatar. Es un gran honor para cualquiera que cojan tu obra, la traduzcan y saquen una tesis entera investigando con tu trabajo. Yo me siento cómodo y contento. Llega un punto en el que paras y te das cuenta de la suerte que has tenido. Ahora estoy un poco en esa fase.
¿Qué próximos proyectos podemos esperar de Miguel Ángel Font?
Estoy con la tesis y trabajando en algunos proyectos a largo plazo. Estoy con varios cómics, proyectos literarios, estoy orientando futuras investigaciones a partir de la tesis. También tengo algún proyecto audiovisual, pero aún no puedo hablar de ellos. A final de 2022 o en 2023 empezará a haber noticias, pero aún no hay nada muy fijo.
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