¿Qué haría yo si viviese en la Alemania de 1923? Repetidas son las veces que esta pregunta se asoma por mi mente. Imagínenselo por un minuto… La economía nacional está en un periodo inflacionista sin precedentes, el Imperio Austro-Húngaro ha caído, Alemania ha perdido la guerra y tropas francesas y belgas han invadido el centro neurálgico de la producción de carbón del país. ¿Qué harían ustedes?
La tan controvertida república, construida a base de violencia, parece que está a punto de desmoronarse y sus enemigos solo hacen que duplicarse por horas. Parece que no hay escapatoria. Ni siquiera el gobierno de gran coalición, investido meses atrás, sabe como sacar al país de esta caótica espiral de autodestrucción.
Pero hay un hombre, un hombre nada más, de carne y hueso como todos nosotros, que está dispuesto a hacer todo lo que haga falta por salvar la república. Hablo, cómo no, de Gustav Stresemann, canciller alemán y futuro ministro de exteriores. Puede resultar difícil creer que el hijo de un modesto comerciante de cerveza pudiese conseguir grandes cosas, pero Stresemann no necesita que tengamos fe en él para actuar con decisión.
Stresemann es de esos pocos hombres que no se pregunta qué puede hacer su país por él, sino qué puede hacer él por Alemania. Solo este carácter, y su visión de futuro, pudo restablecer las relaciones internacionales del país, reducir la deuda pública y salir del periodo de hiperinflación.
Con la esperanza de una Europa unida, con el espíritu de una Europa colaboradora, pudo entender que sin una paz internacional Alemania no podía superar su situación. Contra el ruido de Hitler y los gritos de los comunistas, Stresemann logró imponer una política de cohesión y unidad que creó una época de paz que duró hasta su muerte en 1929.
Con el ruido, la vehemencia, la demagogia y la violencia que vivimos actualmente en el panorama político español, comprenderán que no dejo de pensar en aquel tiempo en que un hombre hizo lo que debía hacer, cuando lo debía hacer. A veces tomar riesgos, nadar contracorriente y exponerse ante los demás es el único camino para salir de una situación más fuerte, más preparado. ¿Qué haría yo si viviese en la Alemania de 1923? Votar por Stresemann.
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